De Cala Ratjada a Porto Colom (6)

"Después de las casa de cala Ratjada se extiende una costa rocosa poblada de pinos en lo alto y a la que siguen las arenas de la playa de Son Moll, con dos molinos de viento en la cabecera y lugar donde nace el cable de telégrafo que comunica con Menorca y donde asienta una casa con cubierta a dos aguas.

Siguen la ancha punta Des Peu Llarg, el Caló d’En Suau con sus característicos estratos serpentiformes y Sa Cova de Na Blanquera a la derecha. Por detrás del Cap Gros, de frente desmoronado, se abre Sa Cova des Vell Marí, mientras que en la parte izquierda destaca la punta Des Cingle con su alto homónimo, mirador privilegiado sobre la cala que lleva su nombre y queda al abrigo de los peñascos de Na Massot, y también sobre la talaya de Fora des Cap Vermell, o talaya Vella, basta construcción cónica que fue abandonada a raíz de la desaparición de sus guardas.

Después del Caló de Na Massot, fondeadero de embarcaciones menores donde los estratos horizontales de marés se mezclan con grandes formaciones de conglomerado, surgen los altos farallones rojizos del Cap Vermell sin solución de continuidad hasta el cortado de Na Torrens.

Doblado el cabo aparecen más cantiles de igual color, al final de los cuales se encuentra la amplia abertura y escalinata de la célebre cueva de Artá, más allá de la cual damos con el promontorio y Caló de la cueva Des Coloms, de escasa profundidad pero notable por la mar que montan en su base las embravecidas olas.

En la ensenada de Canyamel puede aclararse cómodamente en 6-2 brazas de agua y tenedero de arena, aunque sin protección de los vientos del sur. El Cap del Pinar muestra del otro lado una ladera con densa vegetación de pinos y arbustos atravesada por una honda barrancada con dos cuevas, y tierra adentro la bien laboreada orilla del Port Vell.

El Port Vell es una amplia rada donde puede anclarse muy bien, aunque franco a los vientos del sur y del sureste; es un buen puerto de abrigo frente a todos los vientos del norte, en especial del noroeste. Es la parte que más se interna de la ancha escotadura de Son Severa, limitada por el este por el Cap des Pinar con el saliente de Cap d’En Ribell y por el oeste por la punta de n’Amer.

Algo más adelante surge el estrecho cabo rocoso de la punta Roja frente a la que ha sido erigida una casa nueva, por detrás de la cual se encuentran el estanque d’En Bassó, tres escolleras más: Es Camp de Mar, cala Nau y playa de Ca s’Hereu, y la escotadura arenosa que alcanza hasta el arranque de la sobresaliente punta de n’Amer.

La horadada punta de n’Amer con sus estratos horizontales de marés y numerosas oquedades pobladas de palomas da paso a una pequeña rada limitada por una pared seca. En lo alto de aquella y en situación privilegiada se encuentra el castillo erigido o reconstruido en 1696, obra cuyo coste se repartieron por mitad la Universidad, un cuarto la localidad de Artà o Manacor y el resto el propietario del terreno, un noble apellidado Amer. Tiene una zanja excavada en el marés en 7,5 m. de ancho por 2,5 m. de alto que recorre perimetral y rectangularmente, aunque con esquinas redondeadas, la plaza que defiende. También la base del edificio rectangular con leve talud inferior es de masivo marés trabajado en el propio lugar. Un camino entre muros recorre en lo alto toda la zanja.

Antes de la punta de la Moreia damos con un islote de marés, s’Illot, que parece guardar la entrada de la cueva marina a que al fin dan lugar los sucesivos cortados de la punta6 dicha. Viene a continuación cala Morlanda, con fondo de arena y zonas de alga y cascajo, sonda de tres brazas y dividida en dos pequeñas radas; en la de la derecha hay un “escar” y adosada a las paredes de caliza una casa sin techumbre frente a la que se alzan dos túmulos, desde el mayor de los cuales, que configura un cerrillo, se goza de una espléndida vista de la casa de Can Amer y terrenos circundantes.

Costa adelante, baja y rocosa, con un manto discontinuo de zumaques, divisamos al pronto la torre de Manacor con los abruptos perfiles de los altos de Sant Salvador y Santueri al fondo y una profunda cala de la playa arenosa y laderas con arbustos de la altura de una persona. La playa arenosa se encuentra en la parte de la derecha y frente a ella vemos una casita en las rocas; a la izquierda se abre en cambio una minúscula pero protegida cala para embarcaciones menores en cuyo cabezal de arena gustan vararlas los pescadores. Desemboca aquí un torrente de sinuoso curso entre cortados y casi oculto por la vegetación arbustiva; forma un meandro doble y fácilmente podría hacerse de él una segunda cala de abrigo si se procede a dragarlo.

 Desde la torre de Manacor se extiende hasta la torre de Portocolom una costa baja y erosionada dominada por los altos del grupo de Llordà, Sant Salvador y Santueri apenas perfilados en lontananza. Separado del Puig de Llordà con sus estratificaciones tan sinuosas, queda el Puig de Llanar con sus múltiples cimas. Ambas formaciones componen una imagen muy hermosa. Después de cala de Manacor damos con una cantera de marés, con la pequeña cala Murta, de buen fondo y tenedero de roca, y con un cortado barranco. Sigue una casita de paredes secas en lo alto de una cala con una punta en la que se abre una cueva cuajada de estalactitas y abierta al mar. Limita con ella cala Anguila, con sus dos playas de arena limitadas por una “paret” y cañada al fondo, 4-2 brazas de agua y tenedero de arena como casi todas las siguientes. La sigue la cala de s’Estany d’En Mas, con amplia concha de arena al fondo y cantera de marés a la derecha. Queda a la izquierda cala Falcó, con una cueva marina y camino que asciende desde su cabecera; en la punta homónima destaca la presencia de un arco natural con una garita de vigía en lo alto. Limita con el Caló Blanc, pequeña rada con playa de doble fondo, que se une a la anchurosa Cala Barques. En la orilla izquierda de esta hay dos casas y a sus pies una rampa para varar embarcaciones. A continuación de una escotadura rocosa aparece cala Sequer, que penetra notablemente tierra adentro, con playa de arena y “paret”. Siguen a esta el Racó de s’Olla, una calay punta, cala Magraner con voluminoso morro y dos cañadas al fondo; la de la derecha, entre altos farallones y con una “paret”, recibe también el nombre de cala Mendia; la de la izquierda, asimismo con playa, es muy angosta y carece de nombre.

Luego es cala Bota, barranco al fondo, cabecera de guijarros y escollos en el abra, la que surge a nuestra vista. Limita con una cañada que desemboca en la mar y con una anodina rada a la que sigue cala Antena, bastante grande, con altos escarpes a los lados y cueva en la parte izquierda. Más allá de otra cueva marina poco conspicua aparece la pequeña Cala Romaguera con dos ominosos bajíos a la entrada, laderas mesetiformes y barranco al fondo, lindante con Cala Domingo con sus dos playas de fina arena separadas por un saliente rocoso muy horadado; presenta en su fondo un pequeño pozo con agua y una barraca llamada Cova de Can Meco, a la izquierda de la cual, más al interior y oculto en la espesura hay un segundo pozo y un remanso arenoso. Quedan por detrás Cala Murada y Riuetó, donde antes se podía dar el hierro muy adentro. Damos enseguida una garita de vigía, con una cueva y con la ensenada conocida con el nombre d S’Algar, con grandes rocas al pie, una casa separada de la costa y con fondo de suaves cotas. Llegamos así a la punta del faro de Portocolom, con sus conspicuas estratificaciones horizontales; algunas aparecen deformadas en una ondulación que configura una gran oquedad. Al pie del faro vela un peñasco que delimita la bocana del puerto.

Portocolom es el mejor y mayor puerto de la costa sur y especialmente apropiado para pequeños buques ya que queda sumamente protegido y sólo en la bocana es castigado por los vientos del sur."

 

 

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: La isla. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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