“Las serpientes, a las que las Columbretes deben su nombre, no existen hoy en día. No es del todo seguro cuáles fueron las que habitaron un día la isla.
La gran cantida de víboras existentes en aquel tiempo se conoce a partir de un informe del ingeniero (Eduardo Trujillo), en el que se cuenta cómo los obreros encargados de la construcción del faro mataron 70 víboras el primer día que pisaron la isla.
Además, existe un libro – especie de cuaderno de bitácora en el que se apuntaba puntual y exactamente todo lo relacionado con el trabajo, la gente, los datos meterológicos y cualquier otro incidente acontecido durante el período que duró la construcción del faro – en el que se menciona el número de víboras (2700), que fueron matadas.
Los lentos movimientos de las víboras – que originaban el dicho ‘Víbora vista, víbora cogida’ – facilitaron su extinción. Esta se vio favorecida. Además, por una escasa reproducción, que impedía la sustitución rápida”.
Urios, G., Nachtwey, J., Traducción, Columbretes, 1895, Ed. Exmo. Ayto. Castellón, 1990