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Manacor y Cuevas del Drac (23)

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Lo que dice el Arxiduc:

"La más importante localidad del llano es Manacor, cabeza del partido homónimo, cuenta con 8.725 habitantes y 2.925 casas, de las cuales 102 están desiertas, y es por consiguiente la segunda localidad de la isla, después de Palma.

Las casas, las más en rúas muy uniformes, estaban numeradas al uso del país y distribuidas en manzanas. Fuera de 27 de dos plantas y 6 de tres, el resto era de una planta y casi todas con puerta en arco de medio punto y con pequeñas ventanas. Una de las construcciones mejores y más antiguas es la rectoría, con cimera almenada con remate cónico y cordón renacentista por debajo del desván. Hay también algunos edificios modernos, no pocos de bella factura, sobre todo en la plaza, como la hermosa Fonda de Femenías con airosos pórticos coronados de flores, buena, limpia y cuidada hospedería, la mejor de Mallorca fuera de la capital. Justo a sus espaldas y otrora adosada a la plaza de la parroquia se hallaba el antiguo alcázar de Manacor.

El palacio aparece hoy totalmente transformado, de tal suerte que en medio de las diversas casas que ocupan hoy el otrora solar castellano apenas puede verse la antigua torre, felizmente conservada, y poco más del antiguo edificio.

 

 

El templo presenta dos puertas laterales, un alto campanario en la parte derecha y un portal barroco, mientras que en su esquina izquierda hay una torre cupulada con remate octogonal con ventanas góticas y cruz que se eleva a 128,60m. por encima del nivel del mar. Los contrafuertes laterales aparecen hoy totalmente deteriorados. El interior se configura como nave gótica única de 60 pasos de longitud, cuya bóveda es sostenida por siete arcos ojivales cuyas nervaduras se entrecruzan en hermosas claves de bóveda esculpidas con escudos de armas  y figuras de santos. A su vez, los arcos presentan capiteles con más escudos y volutas, de origen claramente más moderno, sostenidos por figuras de ángeles. El coro muestra una clave de bóveda de la que arrancan seis nervaduras quilladas que forman cuatro paredes sobresalientes. El altar mayor muestra una imagen de la Madre de Dios, y en lo alto, a Sant Jaume, patrón de la localidad.

Hay aún otra iglesia en Manacor, la de San Vicenç Ferrer, en la placita del Convent. Pertenecía al convento homónimo fundado en 1576 por el dominico Fra Antoni Creus. En la actualidad sigue desempeñando una activa función como Iglesia de Ayuda de la parroquial. Presenta un portal sencillo en arco de medio punto, con rosetón en lo alto y torrecilla baja a la izquierda, con terraza coronada por una cimera piramidal del mismo estilo que la de Santa Creu de Palma. Cinco contrafuertes por lado afirman la fábrica. El interior configura una bóveda de cañón sostenida por cinco arcos, con capilla mayor que se angosta en profundidad dedicada a Sant Vicenç en recuerdo de sus prédicas por la comarca. Hay cuatro capillas laterales más; la segunda de la derecha, de data renacentista, es ciertamente hermosa con su cúpula y capiteles románicos en las retorcidas columnas.

En la irregular plaza de la Constitució se encuentra la Casa Consistorial con el escudo de Manacor, una mano que sostiene un corazón, y la fecha de 1573. Manacor es una localidad cuyos habitantes se dedican con gran celo y excelente acierto a las faenas del campo, en particular a la ganadería. El comercio es muy activo y el mercado semanal se celebra cada lunes. Sin embargo la principal industria de Manacor se encuentra en la fabricación de objetos de cerámica, con muestras muy hermosas y originales. Destacan, en particular, las grandes rasillas de aproximadamente medio metro cuadrado, aplicables directamente sobre vigas y largueros sin necesidad de bovedillas intermedias.

Muy cerca de Manacor se alzan dos viejas torres, o mejor dicho, dos casas turriformes. En el camino de Son Fortesa se encuentra la torre Des Enagistes o de Can Ribera, construcción rectangular con almenas en lo alto, varias aspilleras alargadas y pequeña ventana en arco medialmente apuntado.

En las afueras de la localidad, hacia el Oeste, se alza la torre d'En Mir, también llamada torre de Ses Puntes, con portal en arco de medio punto, dos ventanas coronelas y un sólido contrafuerte en una de las esquinas. En el patio interior no quedan del edificio sino dos lados en ángulo y una escalera exterior de 22 peldaños con esquinas escalonadas sobresalientes. En la parte superior hay sólo dos estancias con techumbre usual, mientras que en el tercer lado hubo un tiempo una capilla a la que ascendía una escalera exterior de 6 peldaños. Las puertas de las escaleras dichas se configuraban en arco medialmente apuntado, posteriormente sustituido por un dintel rectangular. La fachada que da al Oeste, donde se encuentran asimismo las almenas, en número de 15, es muy hermosa.

Al Oeste de la ciudad y a poca distancia de esta se encuentra el Puig de Santa Llúcia, continuación de la cadena del Puig de Llordà, o mejor dicho, su cumbre más septentrional, desde cuya cima, donde asienta una solitaria ermita, se goza de una espléndida vista de la localidad de Llordà, compuesta por varias casas, y de la llanura que se extiende entre Llordà, Bonany, Randa y Sant Salvador. Delante del pequeño edificio rodeado de chumberas hay una especie de terraza, privilegiado otero sobre Manacor, el grupo de Calicant, los Colls d'Artà y las colinas de Son Servera.

Las ruinas de la ermita de Santa Llúcia pertenecen en la actualidad a Pere Santandreu de Manacor.

El punto de más interés de Manacor es hoy la llamada Cova des Drac.

Sa Cova des Drac, sita en la propiedad de Son Moro perteneciente a Josep Moragues, presenta una entrada honda, a modo de agujero apenas guardad por una reja a la que descienden varios escalones para acceder a una especie de atrio con una pilastra central. Un paso entre estalagmitas nos introduce primeramente en la llamada Cova Negra, con una parte pintorescamente ocupada por numerosas columnas y otra, a la izquierda, a modo de oquedad techada de finas estalactitas. Siguen las llamadas cuevas de Betlem y la cuesta Dels Diamants con su cubierta de "botifarrons" que llega hasta el lago. Finas y delicadas estalactitas penden sobre las aguas, y tan hermosa es la vista a la derecha entre aquellas como a la izquierda en dirección a las rocas del recinto. Descubrimos al poco la llamada Fuente de Jericó, luego el paraje conocido como Gibraltar y regresamos de nuevo a la sala principal, desde la que un camino lleva a la Cova Blanca.

 Llegamos así al punto donde los catalanes extraviados inscribieron en la pared las palabras "no hay esperanza", y poco después a una oquedad rica en estalactitas blancas que a modo de cortina penden en gran número del techo, y a la que sigue la llamada Cueva de los Murciélagos, antesala de una sima que llega hasta el lago. Si desde un punto algo más elevado se deja caer una piedra, al poco se la oye dar con las aguas que quedan a unos 25 m. más abajo. De vuelta en la entrada damos a mano izquierda con la llamada Cova Petita a la que descienden asimismo varios escalones. Encierra una pequeña sala, a la que sigue otra más espaciosa con gruesas pilastras y finas estalactitas, y luego la oquedad conocida como el Sagrario, con estalactitas aquí de color rojizo allá níveas y resplandecientes, al final de las cuales aparecen otras de mayor tamaño y color rojo y la formación llamada Cap de Bou (cabeza de buey). De la sala principal de Sa Cova Petita parte a la izquierda un camino descendente; en el interior, finalizado él damos nuevamente con el agua."

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: La isla. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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