Parga :: Informes de comparación

Entrada del Kastro. “A la izquierda se ve una parte de la ensenada sur de Parga; a la derecha arriba las astas de bandera. En medio la puerta de la entrada con una inscripción encima que hoy en día está ilegible."

Entrada principal del Seraj de Alí Pascha. “La puerta de la entrada vieja está tapada ahora; como testigos mudos se ve aún los escudos antiguos de armas con el águila bicéfala. Aspilleras sin cañones del bastión vecina parecen cuencas del ojo de un cráneo. Matorral salvaje crece encima de las ruinas de una antigua iglesia y solo las Chrysomelas populi de color de oro que corren por el Vitex agnus-castus [=pimiento de los monjes], recuerdan las joyas del antiguo Visir todopoderoso. Todo lo otro ha desaparecido, miseria en vez de riqueza, escombros donde había casas acomodadas y donde se oía las canciones de las alegres chicas de Parga queda solamente el graznido de los cuervos en días de temporal.”

“A la derecha los Pavlukos; en medio la isla del Kastro y junto la de Panaya, a la izquierda encima de una punta aguada de arena la casa del Mudir , más arriba la fábrica de tabaco, la colina de Ayos Athanasios, en lo más alto Aya Elen, luego los precipicios de la costa, aislado dentro del mar Ayos Nikolaos y encima los pendientes cerca de Phanari.”

“Cerca de la fortaleza rodeado de una vegetación abundante se levanta aún el devastado arco de la campana y los muros de la antigua iglesia de Tursiná. Cuantas veces deben haber soñado las oraciones piadosas por allí, transmitiendo la esperanza para unas victorias o como voz que da gracias por haber ganado ya. Ahora las celdas están vacías, los muros ruinosos y solo devuelven el eco de la voz del muecín que llama desde el minarte vecino a rezar.”

“Se trata de los restos del edificio del convento y de la torre del mismo desde cerca de la antigua iglesia dentro del acordonamiento, a que pertenece el muro a la derecha. Hace tiempo enmudecieron las canciones piadosas de los monjes allá. Solo el estridor de los cernícalos, el silbo de los carrizos y durante la primavera también el arrullo de las tórtolas, que vuelven del sur, interrumpen la divina tranquilidad de este lugar.”