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“Regresamos a Bizerta y aún nos quedan unos días de reposo en la magnífica bahía de Sebra, después nos iremos hacia el oeste, enciando un último saludo a los bravos guardianes del semáforo. Los Area Neptuni espumean en el mar, y Galita nos sonríe gentilmente. Nos vamos hacia el alto mar, pero gritamos a Bizerta: “Adios, hasta pronto!” Y acabaremos estas líneas con unas palabras del barón de Combourg, en una conferencia de la Sociedad de estudios coloniales: “Túnez es la joya de África del Norte … posee un tesoro inestimable: el puerto de Bizerta, el más bonito del mediterráneo!
”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Bizerte, J. Rothschild, Paris, 1900 (Prague, 1897)
Ciertamente Bizerta nos ha llamado la atención como una ciudad en la que se preserva el encanto del Túnez tradicional. Por ejemplo en esta ciudad hemos tenido sensaciones similares a las vividas en Kelibia o Sfax, ciudades que aún no han sido engullidas por la vorágine del turismo de masas.
El puerto nuevo es impresionante pero seguramente en muy poco se parece a lo que vio el Archiduque, especialmente en la zona de Sebra. Lo que sí se ha mantenido es el puerto viejo que conserva todo el sabor que pudo experimentar hacia ya más de cien años.
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