Llegada por mar
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Lo que dice el Arxiduc:
“La ciudad de Trieste se mostraba como un magnífico anfiteatro en frente de mis ojos, por un lado su faro elevado, después la ciudad con sus casas blancas, y acto seguido las montañas peladas. A la izquierda, a lo lejos, el pueblo de Barcola, Miramar, Grignano, Duino y finalmente, como una mancha en el horizonte, Grado.
A la derecha hacia el sur la costa de Istria, la bahía y la ciudad de Capodistria, Pirano y finalmente el faro de Salvore, poco a poco el movimiento de las palas se ralentizó, la barcaza prestó su borda a la costa y nos encontramos en el muelle, gran lengua de tierra que ofrece sus murallas de rocas a la impetuosidad de las olas.
La ciudad está rodeada, como si se tratara de un bosque de árboles, de barcazas y continuamente las aguas del puerto son atravesadas por embarcaciones que proceden de tierras lejanas, a veces decoradas con estandartes en signo de fiesta.”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Excursions artistiques dans la Vénétie et le littoral, Imprimerie de H. Mercy, Prague, 1868,
Datos proyecto Nixe III:
Llegamos a Trieste un día fresco y gris. Desde el barco hacia la izquierda, y a lo lejos, observamos un pequeño punto sobre la costa que es el palacio de Miramar.
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Hacia la derecha de la ciudad observamos una zona con industria pesada a la que se acercan, uno detrás de otro, grandes petroleros. Si acaso lo que nos asombró al llegar fue la cantidad de petroleros que esperan anclados en la bahía. Si seguimos hacia la derecha de Trieste nos hallamos en relativamente poco tiempo frente a Muggia.
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Ya frente a la ciudad se pueden ver las marinas y la colina donde se sitúan la Basílica de San Giusto y el castello. Y en el puerto el faro que menciona el Archiduque.
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