“El pie del Bosco Artac cubierto de vivas praderas verdes representa un contraste agradable, comparado con la desnudez hasta ahora predominante. Aquí, en este rincón del mundo, las mayores diferencias de la naturaleza están situadas tan cerca, que bastan pocos pasos para trasladarse a otro mundo totalmente diferente. Aquí hay sequía y desierto de piedras; allá frescura, verde vivo, sombra bienhechora y oscura, pues más parece hallarse uno a la orilla de un lago de los Alpes que del mar. Cuando, sobre todo en la tarde, los fabulosos montes rosados se reflejan en el caudal claro, liso y siempre azul, y el pastor conduce su pequeño rebaño de ovejas o algunas vacas a los pastos, en este momento, el engaño sería perfecto, sin el olor sagaz, casi embelecador; que viene de las algas y sin las numerosas gaviotas, de solemne vuelo, que descubren la cercanía del mar. La playa efectiva, vecina a praderas estrechas con deslizamientos bajos y amarillentos, se compone de gravilla y piedras más grandes, creciendo en sus grietas la muy ramificada Staticia cancellata, la Artemisia saxatilis, oscilante con el viento; también la Plantago subulata de flor amarilla en matorrales espesos y otras hierbas, las cuales gustan la brisa del mar.”
A.L.S.: Buccari, Praga 1871
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