“¡Qué escalera más encantadora la que conduce al balneario del viejo Scarpa! Qué bonito dentro de su simplicidad, pues la belleza no requiere gran cosa; completamente rodeado de robles y de laureles siempre verdes. Estos últimos lo han saturado en tal medida que sólo se puede llegar al mar a duras penas. Aún así sirve de desembarcadero al arribar o al zarpar.
Me paseo con una gran sensación de placer entre los senderos abiertos al público, constatando como todo el mundo goza de su esplendor, de la que yo hubiera sido verdugo si los hubiera adquirido.
En lugar de una villa desierta y silenciosa, se ha convertido en un centro de animación muy concurrido. Habrían sido el gozo de un solo individuo, mientras que ahora hacen las delicias de miles de personas.”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Feuilles volantes d’Abazia, P. Ollendorf, Paris, 1887
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