“Los bonitos bosques de laureles con innombrables, son legión en Abazia; los más bellos sin duda son los que están plantados cerca del nuevo hotel. Un bosque de laurel está siempre bonito, y no es raro que los clásicos dedicaran este carbol que los sabios llamaban “nobilis” a la diosa de la belleza.
Es especialmente durante el mediodía que el laurel resplandece con mayor intensidad; cada hoja es brillante; sobre los tronco unidos y redondeados se observan reflejos dorados; cuanto más intensos son los colores, más oscura y negra se ve la sombra a su lado.”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Feuilles volantes d’Abazia, P. Ollendorf, Paris, 1887
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