"Por un sendero bastante transitable se va desde la carretera pasando por delante de un boué por el Coll de la Inclusa subiendo hacia la Torre. Las vista que se tiene de todos los alrededores y del mar es maravillosa. La Torre de s’Inclusa (o Enclusa) en sí no es más que un basto edificio rectilíneo con una estancia de bóveda de cañón, ubicado a 272,58 m. de altura.
Un mal sendero que parte a mano derecha del camino que va hacia Son Abetzer, sube a Santa Águeda. Pasando por Son Piñol, una casita con doble arco, se llega al Coll de Santa Águeda, llamado también Canal de Sa Creu, que actualmente se cultiva como campo, desde donde ya se puede ver la costa norte y el mar.
El viejo castillo de Santa Águeda, que antiguamente se llamó Monjui, es manifiestamente un edificio moruno; no es por lo tanto posible que se levante sobre las ruinas de un Castrum romano, como parecen probarlo algunas puntas de flechas ligeras encontradas allí y monedas romanas. En un recodo se llega a los imponentes acantilados del castillo, cuya terraza más superior se encuentra a 264 m. por encima del nivel del mar, que en su parte occidental quedan flanqueados por una esquina y una torre circular del castillo.
Tan pronto como se ha pasado por delante de Canova Nova y de Canova Veya se topa uno con el camino que lleva a Mercadal. A mano derecha avistamos Santa Rita y siguiendo adelante arribamos a Terra Rotja, desde donde se alcanza pronto la carretera principal. Saliendo por la calle del Sol de Mercadal se desvía el camino hacia Lluriach. Pronto se puede ver la sencilla casa de Sa Creueta, buen punto de mira.
Una pequeña colina que forma una estribación de Santa Creueta separa la superficie de Lluriach de la de Saleyró; a mano derecha el camino tuerce hacia Binimellà Vey. Un poco más lejos se encuentra Binimellà Nou. Cruzando un torrente en las proximidades, es fácil desde aquí volver a Saleyró. Por un buen camino llegamos a Lluriach Vey y a Lluriach Nou. Este predio es digno de mención por la yeguada que posee, por la cual el actual propietario muestra gran estima. Al continuar caminando se pasa el Pont de Sa Marjal y se coge el camino que lleva hacia Cavalleria. La casa, con tejado de doble vertiente, tiene una torre cuadrada. Desde la cima del Pujol Antich se tiene una estupenda vista sobre los alrededores. Hay un camino que lleva desde Cavalleria hacia Son Ferragut Vey. Cerca se encuentra Ferragut Nou.
Un camino recto, en cuyo inicio hay planteados algunos sauces temblones y ailanthus, lleva en dirección a Fornells. Se pasa por delante de la Taulera, llamada así para diferenciarla de la Taulera de Sa Carretera, junto a Binigordó. Desde Binigordó sale un hermoso sendero que cruza el vallecito del Canal de s’Eusinar, hasta alcanzar el agreste y erosionado Puig de Binigordó. Son rocas de extraordinaria bravura, con sus aristas como pilares irguiéndose por encima del vallecillo cubierto de hierba del Cañar, que queda así rodeado por roquizar dentellado.
De regreso a la carretera se alcanza un ensanchamiento de valle que por el mismo lado se ve rodeado por las cumbres de Bufera, hacia Bella Mirada Vey, desde donde se disfruta un hermoso panorama. Bella Mirada Nou está ubicado más abajo. Pasando por delante de Casetas Veyas y de Estancia se alcanza un pequeño promontorio sobre el que se encuentra Tirant Vey. A mano derecha se deja la casa de Salinas Novas, propiedad de Tirant Grande.
Otra vez en la carretera principal, se avanza circundando el puerto y pasando por el lado de cinco tancas y la Estancia de Santa Ignés se llega a Fornells, aldea de 113 casas. Junto al inicio de la misma se halla la fonda, a la que suelen acudir en días de fiesta muchas gentes de Mahón para comer buen pescado fresco. La iglesita de Fornells, con campanario nuevo a mano derecha y arco de campana, fue erigida en parroquia en el año 1876. En Fornells se ven gentes bronceadas por el sol, de tonalidades amarillentas, casi todos pescadores. Todas las casas están enjalbegadas, la mayoría tienen junto al portal de entrada un poyo (pedriz) de mampostería también enjalbegado."
Archiduque Luis Salvador, Menorca, 1897, La Foradada, 2000.
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