"Con ocasión de las fiestas de Pascua se sacrifican un gran número de corderos, ovejas y corderitos, costumbre seguida por 4/5 de las familias mallorquinas del campo. Incluso en Palma son muchas las personas que matan un cordero en estas fechas. En otros términos, en cambio, como por ejemplo Felanitx, los más pobres crían para la ocasión un cabrito, que es igualmente sacrificado llegadas las fiestas. Una parte del cordero es asada y la otra es aprovechada para la preparación de empanadas (“panades”).
Hay que distinguir entre los corderos, ovejas y lechales cuya carne es vendida por un carnicero o mejor dicho, en el mercado de carnes de la población, y aquellos que son sacrificados en casa para uso particular. En la mayoría de los pueblos grandes como Palma, Inca Felanitx, Manacor y Sóller, el número de animales destinados al consumo público es muchísimo mayor que el de los muertos particularmente.
En los términos de Calvià y Andratx, sobre todo en las zonas montañosas pobladas, pero también en otros lugares de la isla hay numerosas familias humildes que engordan un cordero que llevan al mercado de Palma el miércoles o jueves de la Semana Santa. Realizada su venta, se apresuran a hacerse con otro corderito con igual fin.
El consumo de la carne de cabra es relativamente reducido, y hay términos en los que es despreciada por completo. Sólo en Inca, Sa Pobla, Artà, Capdepera, Felanitx, Manacor, Pollença y Palma tiene cierta importancia el número de cabras sacrificadas, si incluimos entre ellas a los cabritos. En Palma, en cambio, el consumo de carne de este animal está disminuyendo desde hace algunos años.
Las ovejas mallorquinas se dividen en cuatro razas, muy distintas entre sí.
La más común y presente en todos los términos es la autóctona mallorquina, de lana un tanto basta, que recibe en la península el nombre de oveja de lana churra u oveja de lana burda. Se trata de animales muy grandes, cuyos machos suelen carecer de cuernos, con características patas largas, orejas colgantes y colas que casi llegan hasta el suelo. Su lana es blanca, de mechón largo y basto; hocico y patas delanteras a ser negros con manchas marrón oscuro. Algunos machos poseen cuernos, aun siendo de padres mochos.
La oveja de lana merina, en cambio, es poco frecuente en la isla y se la encuentra en la Marina de Llucmajor y en los alrededores de Inca.
Las “ovelles de muntanya” han de considerarse como una subespecie de la primera, propia de los valles de la zona montañosa entre Sóller y Formentor. Son mucho más pequeñas y se distinguen por una estructura bastante frágil, una larga cola, cuernos cortos y una lana relativamente fina. Parece que esta raza es el resultado de la pobreza de los pastos y del poco alimento que se encuentran durante algunos meses del año en aquellos parajes, pues si se trasladan las ovejas grandes del llano a las zonas montañosas, al poco mueren a consecuencia del magro forraje o degeneración de tal modo que al cabo de algunas generaciones apenas se distinguen de la variedad montañosa.
La cuarta raza se conoce con el nombre de “ovelles d’Artà”. Diríase una variedad enana, por constitución parecida a jun cordero recién nacido, aunque no presenta las patas desproporcionalmente largas de este. Como podemos apreciar en la xilografía, la forma y aspecto de la cabeza es, en cambio, muy distinta, pues el cordero mallorquín es de nariz muy pronunciada, mientras que la oveja de Artà la presenta totalmente recta.
Son mucho menos abundantes las cabras, y hay términos donde faltan por completo. Es más: su número disminuye de día en día hasta el punto de que en algunas regiones han desaparecido en su totalidad. Los propietarios inteligentes prescinden de estos animales en vista de los graves daños que causan en las plantaciones, y los sustituyen por ovejas. Esta tendencia va en aumento desde que se han extendido las plantaciones de almendros, higueras y otros árboles. Sólo parece indicado multiplicar la cabaña caprina en aquellos lugares ricos en lentisco y otros arbustos que, además estén suficientemente alejados de poblaciones para que la madera carezca de valor comerciable. A pesar de lo antedicho, el número de estos animales sigue siendo relativamente importante en los términos de Artà, Manacor, Felanitx, Pollença, Escorca, llucmajor, Palma, Calvià, Andraitx y algunos otros."
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Parte General. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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