Azafrán y alcaparras

"El azafrán (“safrà”) es una de esas plantas especialmente indicadas para el clima y suelo de Mallorca. Es cultivo en numerosos términos, con preferencia en el llano, donde prospera con particular facilidad. Sin embargo, la cosecha no es muy abundante, destaca la de Porreres, donde se obtiene además el producto de mejor calidad, a la que siguen las de Inca y Lloseta. En cualquier caso, el azafrán de Mallorca pasa por ser el mejor de España; de hecho pues del mundo, con lo que no sorprende que en la “Exposición Agrícola de Madrid” de 1857 fuera galardonado con uno de los primeros premios. La planta gusta de terrenos ligeros, algo secos y bien laboreados. Los tubérculos se plantan hacia enero o febrero, después de haber preparado el suelo igual que se hace con las cebollas. La planta florece en mayo, y los botones florales son recolectados a medida que se abren. Se secan los estigmas que, si han de ser empleados para condimento de la comida, se tratan con aceite hirviendo; seguidamente se dejan secar de nuevo, para su conservación en un frasco o recipiente herméticos, al amparo del aire. El azafrán que se destina a las tintorerías o a la exportación en cambio, no es rociado con aceite hirviendo. La mayor parte del azafrán producido en Mallorca es consumido en la propia isla como condimento de múltiples especialidades gastronómicas o en preparación de salsas, en especial en sopas y en particular de arroz.

El alcaparro (“taperera”) crece casi en todas las zonas de la isla, especialmente en el llano. Puede verse esta hermosa planta de intenso color verde oscuro y hermosas flores bordeando las carreteras, adornando incluso las murallas de la ciudad de Palma, y en cantidades increíbles en la de Alcúdia, que con razón podría llamarse la ciudad delas alcaparras. También abunda en los campos, sobre todo en los términos d Llubí y Campos. Es cultivada sólo en el primero, donde desde hace algunos años un campesino llamado Lorenzo Arrom se dedica a ella con gran interés, hasta el punto de que ha logrado aumentar considerablemente tanto la fertilidad del alcaparro como la calidad de sus frutos, de modo que no sólo ha conseguido con ello fama en la isla, sino también en el exterior, de lo que dan testimonio los premios cosechados en la “Exposición Agrícola de Madrid” de 1857 y en muchas otras de ámbito local. Arrom laborea los campos como suele hacerse al cultivar hortalizas, pero sin regarlos, y procede a la recolección de las alcaparras cada dos o tres días, a medida que alcanzan el grado de desarrollo apropiado."

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Parte General. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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