Lengua mallorquina

"La lengua de los mallorquines, que en toda la isla sigue siendo vehículo preferente para la expresión del amor a la familia y al pueblo, y es hablado por las cinco sextas partes de la población, es una rama del catalán que recibió su nuevo nombre en honor a la isla donde arraigó y se desarrolló. Llegó a esta en 1229 con Jaime de Aragón, vencedor de los moros que la habían dominado durante más de cinco siglos, y quien repartió entre sus guerreros las tierras y posesiones de los vencidos, a las que llegaron así la fe, las costumbres y la lengua de los nuevos dominadores. Jaime le dio rango nacional y dedicó no pocos esfuerzos a promocionarla, primero en el círculo de sus más allegados y luego dentro de los confines de sus posesiones, prohibiendo el latín, del que se habían servido siempre sus antecesores en todos sus empeños diplomáticos y para la formulación de sus leyes; otro tanto hizo con el provenzal para uso poético, que fue sustituido por el catalán, en lo sucesivo vehículo exclusivo de toda su correspondencia y para la redacción de sus leyes.

Ahora bien, a partir del momento en que a raíz del testamento del Rey Conquistador se produjo la partición de sus estados en dos reinos, de manera que su primogénito don Pedro recibió Aragón y Valencia, además del principado de Cataluña, y el hijo más joven, don Jaime, el reino de Mallorca, con el condado de Rosellón y los señoríos de Montpelier, Conflent y Colliure, fueron precisándose algunas diferencias en el habla de una y otra monarquía. Las particularidades del mallorquín cristalizaron poco a poco en virtud del contacto continuo de los isleños con las gentes del Rosellón que, aun siendo catalanoparlantes, no se sustraían  a las influencias de la lengua francesa.

Más se redujeron aun los factores diferenciales cuando en el año 1343 don Pedro IV de Aragón quitó vida y reino a su cuñado, el infortunado don Jaime III de Mallorca. Con ellos las baleares se vieron nuevamente convertidas en provincia de Aragón. Bajo la autoridad de gobernadores aragoneses se multiplicaron las relaciones comunes de los dos antiguos estados, cuyos usos y costumbres se fundieron progresivamente y potenciaron la unificación de la lengua. Durante la égida de toda la dinastía de los Jaimes, Pedros y Alfonsos, que se disolvió con don Martín, muerto sin descendencia, y más tarde hasta los tiempos de Fernando el Católico, apenas cabe distinguir entre la lengua empleada por los escritores de Mallorca y de Cataluña; tanto así que los extraordinarios autores mallorquines de los siglos XIV y XV pasan perfectamente por catalanes y entre los clásicos de esta noble época literaria son cabalmente contados."

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Parte General. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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