Hacia Santa Agnés

El mejor camino para llegar a Santa Agnés es el que cruza la Font de sa Pega, teniendo que cruzar de nuevo las vertientes de la cadena que atraviesa el valle de Sant Antoni y los alrededores de Eivissa, usando de regreso la ruta directa de santa Agnés a Eivissa.

La Font de sa Pega se encuentra en las pendientes Surorientales de la sierra que se extiende desde Sant Josep en dirección al Noroeste. Hasta llegar casi a la altura de las colinas de Ses Salines el camino coincide con el de Sant Josep, divergiendo en aquel punto para acercarse a las faldas de los cerros. Tanto la vía como los campos vecinos aparecen cercados por paredes de piedra seca, al principio muy bajas y luego acrecidas de altura. El suelo es pedregoso y de color rojizo, poblado de un escaso número de grandes y añosos olivos en higueras y rico en hermosos almendros de todas las edades. Al poco se penetra en un pequeño valle en cuyo fondo apreciamos las huellas dejadas por las aguas que lo surcan en tiempos de lluvia; abundan aquí los olivos, exuberantes en su vigor, mientras que las laderas se pueblan de sabinas, pitas y arbustos variados, entre los que domina el Cistus. A más altura el terreno se configura en bancales terraplenados, dominio de las higueras junto con algún que otro algarrobo. Deja ya el camino el valle y pasa por delante de un grupo de pequeñas casas blancas, pero en cota más elevada, para ascender seguidamente un pedregoso altozano. Desde el vértice de esta elevación, a la que los payeses dan el nombre de Serra de Can Xumeu , se goza de una maravillosa panorámica de Ses Salines y de los cerros que las delimitan, de Formentera y de la vastedad del mar, al igual que las lomas más cercanas cubiertas de bosque.

Desde las cimas de la Serra de sa Font de sa Pega se nos ofrecen espléndidas vistas, pese a la altura relativamente escasa de aquellas; contemplamos, así, los oteros aún más bajos de Ses Salines, la extensión del mar, Formentera y el anchuroso valle de Sant Antoni. Nuestros grabados darán sin duda una idea más acertada que pudiere transmitir su descripción por escrito por detallada que esta fuere.

   

La iglesia de santa Agnés, también llamada Iglesia de Corona, es pequeña, blanca y con un porche con arcos de medio punto a modo de entrada, mientras que otros dos prestan soporte al interior. Encima de ese pórtico se extiende una terraza, sobre la que dan las pequeñas ventanas que iluminan la iglesia. El interior es simplemente una nave con bóveda de cañón, a cuyos lados se abren tres capillas donde la segunda de la derecha ha sido aprovechada para practicar en ella una entrada lateral al recinto; en este mismo lado y muy cerca de la puerta principal se encuentra la pila del bautismo. La casa rectoral queda adosada al templo y se alegra con un huertecillo con membrillos, granados, hermosos limonero y almendros, ames de vigorosas vides.

La ruta atraviesa el valle de Santa Agnés en dirección Este, pasando al principio junto a unos viñedos cercados con paredes de piedra seca cuyas vides apenas levantan el suelo; prosigue luego hacia las pedregosas colinas, con olivos en la parte baja y pinos en lo alto. Cada uno de esos collados ofrece en la cumbre una hermosa vista sobre la extensión del valle de Santa Agnés.

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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