Pitiusas

Baluard de Santa Llúcia

La fortificación forma un cuadrado del que sobresalen seis baluartes triangulares, aquí rectángulos, allá obtusángulos. El de ángulo más agudo, y al propio tiempo el de mayores dimensiones después del baluard de Sant Joan, es el Baluard de santa Llúcia, que se extiende hacia la punta de Sa Torre del Mar, lengua de tierra, que, con otras, delimita el puerto de Eivissa. Dicho baluarte asienta sobre rocas empinadas e inhóspitas, donde aquí y allá crece en dirección a la mar abierta alguna que otra chumbera; su lateral mayor domina toda la Marina. En su punta oriental, que da fin junto a un brusco acantilado, damos con una caseta hexagonal...

   

La vista que se disfruta desde el Baluard de Santa Llúcia es realmente encantadora, ya que domina la totalidad del puerto y la vecina Marina. Los contornos bellos y suaves de las colinas descienden por el Norte en dirección al mar, desapareciendo luego sin más en la vastedad del Pla de Vila. Hacia el Sur, las riberas calizas del puerto pespuntean con sus arromadas cimas en forma de cúpula las tranquilas aguas azules. Más al Sur vemos la Illa Plana, luego la Illa Grossa, y finalmente la Illa d’es Botafoc con su faro, diríase creada para proteger aun más las aguas del puerto frente a las resacas de la mar embravecida.

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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