Eivissa se divide en dos partes, la ciudad propiamente dicha y la Marina. La primera cuenta con 346 casas, ocupa la cima de la colina y está rodeada de altos muros de fortificación interrumpidos tan sólo por la presencia de tres portalones. La Marina, mucho más extensa, acoge 563 casas habitadas y 5 desiertas, y está ubicada al pie de los muros fortificados sobre la reducida superficie portuaria. Obviamente surgió más tarde, cuando se perdió el temor a una posible invasión por parte de los moros y de otros piratas mediterráneos.
El casco urbano consiste en una serie de callejuelas entrelazadas sin sistema, generalmente estrechas, particularmente en la parte alta, cuyo regular empedrado presenta un arroyo en su centro para dar salida a toda clase de inmundicias.
Dado que la construcción de la ciudad ha venido condicionada por la disposición de los muros de fortificación, bueno es familiarizarse primero con estos antes de atender a aquella. Fue Carlos V, el Emperador, quien ordenó levantarlos (...).
En la actualidad la fortificación ha perdido toda su importancia militar, razón por la cual entretuvo el Gobierno la idea de poner a su demolición, proyecto a la postre abandonado por lo caro que habría resultado su ejecución.
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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