Más apreciado es entre los ibicencos el cultivo de la higuera, que ofrece numerosos frutos durante el mes de agosto y parte de setiembre. Las higueras gustan de los suelos ricos, en los que se desarrollan con exuberante plenitud, hasta el punto de que sus extendidas ramas que, desde lejos, la frondosa copa del árbol diríase un enorme matorral nacido de numerosos troncos. Son muchas las variedades existentes, las cuales se distinguen cualitativamente por sus frutos. Se conocen los llamados blancos, que en los fértiles suelos del llano ofrecen higos descomunales, de suave y verde piel, que se hace de oro avanzada la maduración. Son decididamente los mejores higos que podemos encontrar en Eivissa y, por tanto, los más buscados y apreciados. Les siguen los llamados Coll de dama, de carne asimismo blanca interiormente, pero de piel ligeramente violácea; luego los negros, de fruto negro-violáceo; y por último, los napolitanos, muy pequeños, de color violáceo y sumamente dulces.
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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