Aquí agita un ofiuro su anillado brazo, cual cola de lagartija en sus sinuosos movimientos, y allá se arrastra trabajosamente sobre sus extremidades por cientos un rojo-anaranjado Asteracanthion mientras el orondo erizo de mar busca la sombra de las algas, agazapándose en las figuras del peñascal. Con verdadera voluptuosidad abren sus rugosas vulvas las ostras pobladoras de la s rocas, prestas no obstante a cerrarlas de golpe cuando el transparente y espigado Palaemon se aproxima en demasía o cuando un golpe de mar de violencia inusitada las sacude y sobresalta inesperadamente. Un pequeño ejemplar de Chiton e incontables especímenes de Patella plicata se aferran a las rocas para atisbar tímida y cautelosamente en el ruidoso mundo que las rodea.
Doquiera se dirija la mirada, el ir y venir es constante; las formas surgen y se desvanecen como por ensalmo; y nuestros ojos, desconcertados y admirados, no aciertan a fijar el objeto primario de su interés.
Los auténticos reyes de esta maravilla submarina son los cangrejos, hechos tanto a la tierra como al líquido elemento, y que no sólo corretean simplemente entre las oquedades del fondo marino y en medio del verde laberinto de las algas sino que, más audaces que sus vecinos, acceden también a las soleadas alturas del acantilado, donde reposan algún tiempo en parsimonia actitud, abriendo y cerrando sus poderosas tenazas, orientando el mástil de sus ojos ora arriba ora abajo, oteando el entorno antes de buscar de nuevo la orilla o para asegurarse de que autocomplacencia en lo alto, al fresco de la brisa, puede proseguir sin cuidado. Al menor ruido se dejan caer, como muertos, reintegrándose a su verdadero hábitat. El pequeño cangrejo de porcelana peloso, Porcellana platycheles, contempla las idas y venidas de su vecino desde las grietas de las rocas que le dan cobijo y que comparte con camarones y galeras, pero, menos arriscado que aquél, no se acerca tanto a la costa y sigue oculto en los impenetrables y sombríos fondos.
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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