Aves en el lago
“En las aguas tranquilas del lago interior, los objetos se reflejan con pureza: torres bronceadas por el paso del tiempo, casas de una blancura intensa. Y siempre, y de tanto en tanto pasa alguna gaviota a gran velocidad y su reflejo fugitivo en el espejo del agua produce un pequeño escalofrío.
La gran golondrina del mar (Sterna cantica) frecuenta en bandas numerosas la bahía de Sebra. Las noches de tormenta, cuando pescan en la bahía interior, pasan como fantasmas. Normalmente, ligeras como mariposas, revoletean. Pero, a veces, al estilo de las golondrinas, pasan rápidas como una flecha. Después, de repente, se dejan caer en el mar como una piedra, sumergiéndose casi completamente y haciendo salir espuma a su alrededor; parecería que van a desaparecer, pero remontan en seguida con un pez en el pico. Y las otras, celosas, las persiguen, pero sin el encarnizamiento de las gaviotas.
Al elevar los ojos a veces se perciben grullas que en forma de V atraviesan los aires.
Antes, y por las noches se podían ver flamencos que pasaban volando. Estos pájaros han casi desaparecido. Se ven sólo raramente por aquí y por allá en el lago donde se hallan también pájaros salvajes, patos y grullas. Muchos de ellos sucumben a los cazadores que llegan en gran número de Túnez.
En cuanto llega la temporada se ven llegar bandas de pájaros migratorios. En ocasiones codornices que vuelan muy rápido, en otras pequeños petirrojos que, agotados, rozan el agua con sus alas; en el curso del viaje ya se han posado sobre numerosos barcos, impacientes por llegar a la orilla. Después están los “canes” con vuelo seguro y rápido y en dirección a los lagos del interior; o bien los Puffinus cinereus grises, que pasan en las alturas; o aún un Sula Bassan que, a menudo en solitario, pasa lentamente.”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Bizerte, J. Rothschild, Paris, 1900 (Prague, 1897)
