“En cierta ocasión el Archiduque y su secretario don Antonio Vives llegaron de noche a un hotel. El Archiduque, al que había confundido con uno de sus sirvientes, pidió dos habitaciones. Al decirle que sólo podían disponer de una que reservaban para el Archiduque, dijo que pusieran dos camas en la habitación.
- ¿Está seguro que Su Alteza querrá dormir con usted en la misma habitación? – le dijo el director del hotel
El Archiduque, satisfecho al ver que no le habían reconocido, contestó como lacosa más natural del mundo:
- Sí lo querrá. Otra veces hemos compartido la misma habitación”.
Sabater, G., Mallorca en la vida del Archiduque, Ed. Associació amics de l’arxiduc, 1995
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