“Por regla general la gente de pueblo deja completa libertad a sus hijos para la elección del cónyuge y sólo algunas veces surgen controversias al respecto en las familias de clase rica. Tal elección suele ser siempre considerada a fondo y es frecuente que el noviazgo dure años antes de realizarse el matrimonio.
Para iniciar las relaciones amorosas el joven pasea arriba y abajo por la calle de su elegida y ciando, después de un buen rato, sus intentos tienen buena acogida, obtiene el permiso de intercambiar algunas palabras con su amada desde la calle, mientras ella está apostada tras las persianas de una ventana de la planta baja.
Resulta realmente incomprensible la perseverancia y paciencia que tienen algnos amantes, los cuales, haga el tiempo que haga, truene o llueva, permanecen durante horas, como un centinela, junto a la ventana de su amada”.
Archiduque Luis Salvador, Menorca, 1897, La Foradada, 2000
Comenta la entrada
(ver los comentarios escritos)