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Con frecuencia damos con vides plantadas perimetralmente en las huertas, a modo de cerca, o sobre entramados dispuestos encima de pilares encalados, para así formar un emparrado al estilo italiano. Sin embargo, lo común es que se mantengan bajas, como en Francia, o que se les permita crecer y enredarse en torno y por encima de árboles secos. Hay uvas de color negro, otras que son blancas, y de estas algunas presentan un tinte rosado. En los emparrados encontramos no pocas veces una variedad de piel gruesa, muy usada como uva de mesa. El vino se obtiene vertiendo las uvas en grandes cubas, donde son pisadas por los hombres. La pulpa es seguida y adicionalmente tratada con la prensa. Desde que causa estragos la enfermedad de la vid, la producción de vino ha resultado mermadísima, apenas llegando actualmente a 50 barriles (465 litros por unidad) por año.
No falta junto a las alquerías un pequeño huerto de chumberas. Por lo común se cultiva la Opuntia ficus indica, aunque en algunas fincas he reparado en otra especie, que se distingue de aquella por sus púas blanquecinas y más alargadas. Las chumberas maduran sus anaranjados frutos hacia finales del verano y aun llegando el otoño, proporcionando al payés un manjar un tanto acuoso, pero no por ello menos apreciado. Y hay que ver con qué habilidad separan las payesas el jugoso interior de la arisca envoltura por medio de un limpio corte lateral. En la isla se consumen grandes cantidades de este fruto, sin efecto alguno adverso, aunque después de la ingestión debe ponerse cuidado en tomar sólo agua, pues el añadido de vino y demás bebidas espirituosas produce fuertes cólicos.
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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