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"Jaume I, el Conquistador, concedió un privilegio fechado en Barcelona el 22 de Agosto de 1246, a cierto Ferrer de Granada, dándole en censo un terreno, en las proximidades de la Porta Vella del Moll, desde ella hasta el Hospital (hoy Iglesia de Sant Joan), que tenía una longitud de 20 brazas y una anchura de 15 brazas, entre el mar y el Torrent de La Riera, para que construyese una llonja y una Hospedería, destinadas al servicio de los mercaderes. Sin embargo, durante mucho tiempo esta construcción fue sólo un proyecto. Lo cierto es que los mercaderes de Mallorca, por los servicios extraordinarios que prestó la isla al rey Martí d’Aragó para someter a Serdenya, obtuvieron que el Rey firmase en Barcelona el 23 de marzo de 1409 un privilegio concediéndoles, entre otros derechos, el impuesto de una malla o dinero por libra sobre las mercancías que los particulares o forasteros introdujesen o exportasen, debiéndose dedicar la recaudación a la defensa de los mares de Mallorca y a mantener en alto nivel el comercio de la isla; con el sobrante debían construir una Llonja para lo cual el Rey les daba permiso para adquirir cuantas casas y terrenos fuesen precisos para ello, previo justiprecio de las fincas incautadas e indemnización a sus propietarios. Se deduce de lo anterior que hasta 1409 no hubo Llonja, pero el Rey Martí, al conceder el privilegio mencionado, debió tener en cuenta la antigua concesión del Rey Jaume I, pues realmente el terreno sobre el cual fue edificada la Llonja corresponde exactamente al concedido por el Conquistador.
La Llonja es un imponente edificio rectangular, de piedra de marès, con las cuatro aristas flanqueadas por torres octógonas con los contrafuertes también en forma de torres octógonas de dimensiones más reducidas, tres en las fachadas alargadas y dos en las más cortas. Todas las torres se hallan unidas por una crestería abierta coronada por almenas moriscas. Las torres de las esquinas están protegidas por un tejadillo. Una gran moldura en declive corta horizontalmente los muros, dividiéndoles, en cierta manera, en dos partes, menos en la fachada principal, donde corre por encima de la puerta mayor. Las aberturas se encuentran siempre por debajo de la moldura dicha, y son un portal y dos ventanales en la fachada que corresponde a la Plaça d la Llonja, lo mismo que en la fachada opuesta que da al jardincillo de la misma Llonja; la fachada lateral que da a la calle tiene dos portales, y la que mira al mar dos grandes ventanas. La fachada principal es la que da a la Plaça de la Llonja, ocupando el tímpano del precioso portal un ángel; el portal que se abre al jardín es también muy bello, aunque no tan rico como el principal y en el tímpano lleva una estatuilla de la Virgen María sobre la cual vuela un ángel. El doble portal que da a la calle es más sencillo. Los dos grandes ventanales que se abren hacia el mar se apoyan en el talud que sirve de antepecho y están formados, cada uno, por tres pequeños arcos. En las cuatro torres que flanquean el edificio hay estatuas de santos, sobre finas columnas que sostienen las repisas, cada una con una figura esculpida; las estatuas van cobijadas por un doselete gótico. De los contrafuertes o torres pequeñas emergen gárgolas representando animales fantásticos.
El interior de la Llonja está dividido en tres naves, cada una de las cinco bóvedas ojivales sostenidas por seis columnas estiradas que suben en espiral como esbeltas palmeras.
Pegado a la Escola de la Llonja está el edificio antiguo como la Llonja, de la Junta Provincial de Agricultura, Industria y Comercio, llamada del Consolat, sede antes del Consolat de Mar, o sea la casa de la mercadería de Palma, del cual la actual Junta se considera heredera y representante, y que siempre fue considerado como una dependencia de la Llonja.
Se entra en el Consolat por el patio que está delante de la Escola de la Llonja arrancando de la pequeña entrada una escalera elíptica de caracol. La fachada que da a la Plaça de les Drassanes es muy hermosa por su misma sencillez, estando construida con sillares rectangulares lisos, con un alero saledizo, debajo del cual corren una serie de ventanas de arcos apuntados. Por el contrario, la fachada que mira al mar es muy rica, con una galería del Renacimiento preciosa, formada por cinco arcos rebajados apoyados sobre columnas redondas corriendo entra las bases cuadradas de los pilares una balaustrada con barandal de piedra. Es particularmente hermoso el artesonado de casetones de esta galería. Desde ella se domina todo el puerto. Antes esta fachada estaba tapada por la muralla que corría por delante de este edificio, pero su derribo permite contemplarla. Hay también una torrecilla con un reloj y su campana que se eleva por encima del edificio."
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Ciudad de Palma. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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