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"El punto más interesante de Cabrera es sin duda su castillo cuan nido de águilas a 72 m. por encima del nivel del mar y comunicado con el embarcadero por un empinado camino.
Ascendiendo por el buen camino que lleva al castillo damos en primer lugar con un aljibe, ampliado en una segunda etapa en su parte delantera.
La dependencia más alta del castillo forma una especie de torre, y la más baja, probablemente de data más antigua, se compone de sillares irregulares y proyecta hacia la bocana del puerto un extremo asimismo de piedras irregulares. El interior del castillo presenta un arco escarzano, y el exterior una escalera de madera al pie de la cual damos con una puerta semiderruida y con los restos de una pequeña cantera de marés donde otrora eran tallados los sillares de la obra. Hay también una estrecha escalera de caracol de 34 escalones y pasamanos de cuerda, y en lo alto una verja de hierro con una trampilla a modo de portón.
Todas estas edificaciones se encuentran en mal estado y pese a las reparaciones efectuadas en 1878 encierran aún peligro para sus moradores; no obstante, dada la falta creciente de espacio se procedió al traslado del Comandante, cura y médico a la casa presidio construida en 1830 para prisioneros y restaurada también en 1878. Este cuartel o casa de pabellones, como se conoce, queda a unos 300 m. del castillo. Se trata de un edificio bajo con cubierta de tejas y 448 metros cuadrados de planta. Se divide en dos alas y contiene 18 pequeñas estancias con cocina y horno, aljibe con brocal frente a la casa, patio bordeado de macetas de flores y un pequeño huertecillo. En la punta que se eleva por encima de la Creueta hay un pequeño hospital en ruinas con horno adjunto; hoy cumple como almacén de herramientas y aperos de los militares. Tiene bellas vistas de la boca del puerto, la Conillera y el castillo.
Aunque todo parece pequeño y próximo, las cumbres y valles de Cabrera invitan a hermosas excursiones, con susto consiguiente de las numerosas cabras salvajes. Inmediatamente detrás de la casa del arrendador aparece una cuesta bastante empinada que lleva a la Bella Mirada o Miranda, de nombre justamente apropiado porque desde los alto se domina prácticamente toda la isla; el puerto, las cimas de Na Picamosques y Cap Llebeig, el Penyal Blanc y la Serra de Sa Font por detrás de la cual se extiende el llamado canal de S’Aigo.
Quedan a nuestros pies el torrente del Caló des Palangrer, el Cap des Morabetí coronado por un pinarcillo, y el voluminoso promontorio del Cap Ventós, que entre el Caló des Palangrer y la Olla queda como separado del resto de la isla por una pared.
(F.470bis)
El Comellar de Na Miranda que rodea la cumbre homónima es una vaguada terrosa poblada mayoritariamente de brezo en el que se intercalan zumaques, acebuches y aladiernos y por la que puede descenderse casi hasta la Olla, feraz cañada con un hermoso aunque todavía joven pinar al fondo y que aparece unida con la inmediata cala Des Burrí por un puente natural. Abundan en la orilla las sabinas y el romero y en la llanada del valle, llamada Sa Rota D’En Pere, hay algunos labrantíos hoy en barbecho. Es un hermoso “comellar”, al propio tiempo el más extenso y fértil de toda la isla, que se extiende ladera arriba, se angosta y de nuevo se abre bordeado de un pinar con una casita cuya techumbre desapareció no ha mucho por causa de un incendia; en una cota inferior vemos un horno de cal. Salvando un “collet” damos con una llanada sin cultivar de la que desciende en dirección a la Olla un vallecillo que contiene una cantera de yeso de la que se extrae un material de buena calidad en forma de hojas de color blanco grisáceo. Las tierras de labor estaban rodeadas antes por una pared hoy en ruinas, estado en que también se encuentra una casita destechada. Aparece una nueva cañada cultivada, con los restos de una pequeña barraca, y al poco otro “collet” desde el que puede verse la mar a uno y otro lado y la isla Rodona, a la izquierda donde crece abundoso el enebro. Más adelante destacan las tres cumbres que configuran el Cap Ventós, la de en medio con algunos pinos, y la última y más grande con hermosas vistas sobre el puerto de la Olla."
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: La isla. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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