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"Conforme al último censo oficial de 1860 Mallorca contaba con 26.181 habitantes capaces de leer y escribir en castellano. Este número ha de ser hoy, por fuerza, considerablemente más elevado. Si tenemos en cuenta que en el mencionado censo se cometieron errores y que tanto la población como la instrucción de las gentes han aumentado considerablemente en los últimos diez años, me atrevería a decir que no es descabellado fijar el número de personas castellanoparlantes entre 32.000 y 33.000.
Sólo una pequeñísima fracción se sirve del castellano en la vida diaria y, en todo caso, son aquellos no nativos de la isla, a saber, funcionarios públicos y sus familias, soldados y otros españoles peninsulares, exceptuando sin embargo a los catalanes residentes ocasionales, en conjunto unos 1.000-2.000, como máximo 3.000, localizados predominantemente en la ciudad de Palma.
Para el resto de la población el castellano es una lengua más o menos extraña, que no se usa en el círculo familiar, ni siquiera en Palma, donde el conocimiento del mismo es relativamente frecuente.
Contratos, testamentos y demás documentos privados que antaño eran redactados en latín a la sazón lo era en mallorquín. Las más de las personas se servían pues de este último para escribir a sus conocidos y paisanos, y otro tanto hacían con ocasión de sesiones, actos y en su empeño oral en reuniones de la comunidad, incluso en la ciudad de Palma, si bien por lo que hace a esta última era en época anterior a la que ahora consideramos.
Todo esto ha cambiado extraordinariamente en estos últimos años a consecuencia de la instalación de muchas escuelas elementales que han venido a familiarizar a los niños de uno y otro sexo, aunque predominan los varones, con la lengua castellana.
En las iglesias de Palma y de alguna de las poblaciones más importantes se predica casi siempre en castellano, lengua asimismo oficial en todas las gestiones administrativas y en las juntas del Ayuntamiento de Palma. Igual cabe decir por lo que hace a las sesiones celebradas en todas las corporaciones oficiales de la capital, en las juntas generales de los diferentes casinos y otras sociedades , así como en los clubes políticos fundados a partir de 1868 en Palma y en otros lugares. Hasta en las localidades donde como lenguaje de uso se utiliza el mallorquín son redactados en castellano los protocolos pertinentes a todos los procesos verbales y otros expedientes. Conviene señalar que es preceptivo que todos los documentos, contratos, testamentos y otros papeles públicos sean redactados en castellano para que posean carácter legal, a excepción de algunos casos raros o cuando así ha sido previamente acordado."
Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Parte General. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.
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