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“El entronado Aënos, hoy en día Mavro Vuni, ya estaba cubierto por una manta de nieve y por eso convertido en el Aspro Vuni. Con una fuerza tremenda empujó el viento del norte las olas hacia el sur por el canal de Cefalonia y de Viscardo. Hasta la cima de la montaña de Anoyi parecía cubierta de azúcar. Había llegado el invierno. Temporal tras temporal. Pero al tranquilo puerto de Vathy no llegó ninguna ola peligrosa. Solamente cuando había vientos fuertes desde el golfo la costa roquera del antepuerto parecía como plateada. Un aviso que fuera había una marea fuerte. Luego llegaron los días tranquilos, pero con mucha humedad en el valle del mar de Vathy. Encima de cada árbol, de cada hoja, de cada piedra brillaba la humedad en gotas como perlas y el sol que desaparecía pronto detrás de las montañas no tenía tiempo de secarlas.
Después empezó a llover a cántaros. Los almendros se pusieron verdes, las higueras y viñas empezaron a sacar hojas. Por la tarde soplaba la brisa desde el noroeste: sin darnos cuenta había llegado la primavera. El invierno parecía un otoño prolongado.
Las colinas roqueras y calvas se cubren poco a poco de verde. Los asfódelos brotan y sacan de repente sus ramas. Ya a medianos de marzo estaban llenos de flores y los cálices blancos de sus florecitas pequeñas brillaban como miles de estrellitas. Nada es más bonito que un jardín de flores improvisado donde antes había solo una piedra calva. Como base de esta imagen bonita brilla el mar con un azul transparente y también como un azul transparente se presenta el cielo como una catedral.; así todo se junta y forma una harmonía total.
Estaba sentado durante horas en la costa, admirando el jardín de flores formado por cientos de flores bonitas, miraba hacia arriba a las altas llanuras donde había lluvia de oro y retama negra, y escuchaba el canto primaveral del cuclillo o los movimientos de las alas del ruiseñor cerca del puerto. Las golondrinas volvieron, primero algunas, luego diez, después cientos."
Nosotros tuvimos la oportunidad de visitar Ítaca al final de la primavera. En esta época la temperatura es fantástica, y aún no han empezado los molestos vientos térmicos del verano.
La vegetación era en esos momentos exuberante y lo cual unido a una gran y duradera luminosidad nos ofreció algunas jornadas maravillosas.
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