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“En la entrada del portillo nos encontramos con niños jugando en el polvo; se nos acercaron camellos con paso solemne, banderas ondearon desde los minaretes, numerosas y coloreadas con signos misteriosos y decoradas con letras. Casa detrás de casa, sin orden ni plano, pero en un laberinto pintoresco. Mujeres medio enmascaradas corren por las calles y los tunecinos cabalgan orgullosamente encima de sus mulas o caballos, que llevan todos un collar de cadena de latón en la melena. Los jinetes están sentados en una alta silla de montar turca y llevan un enorme sombrero de paja en la punta de la chilaba fantástica. Ya estuvimos en el corazón de Túnez, en la plaza sencilla hasta donde se puede llegar con un carruaje dentro del laberinto amplio de la ciudad. Muchos trajes francos nos hicieron reconocer enseguida que habíamos pisado el barrio de los europeos; se trata sobre todo de italianos, malteses, y también franceses.”
Archiduque Luis Salvador de Austria,Tunis. Ein bild aus dem nordafrikanischen leben, Heinrich Mercy, Prag, 1870
La llegada a la ciudad de Túnez nos muestra en primer lugar la plaza en la que se desarrolló la revolución de diciembre de 2010. En la que se observa una torre con un reloj característico de color dorado. La Avenida Habib Bourguiba lleva directamente hasta la antigua puerta de entrada de la antigua ciudad, la Porte de France.
Justo detrás de la Puerta de Francia nos encontramos con una gran plaza con varios cafés a los lados. Algunos niños juegan a fútbol; se ven algunos puestos de venta de merguez, así como una persona que vende tortugas; y unos policías revisan los papeles a algunas personas.
Justo después de la plaza efectivamente empieza el laberinto de calles en el que tuvimos ocasión de perdernos varias veces, toparnos con callejones si salida, y tener que volver para atrás más de una vez …
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