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“El hombre de allá es modesto en su vida, un filósofo de la naturaleza; se alegra del momento, donde la nube del humo sube en medio del festín divertido, sin preocupación por el futuro; porque el café es todo para él, lugar de diversión, casa y en un caso extremo hasta un sitio para dormir. Algunas veces está sentado cansado del fumar en la sombra de un sicomoro que puede dar sombra a un café igual como a una tumba, jugando a los dados y simplemente pasando el tiempo.”
(f.2 Sala Bindjema)
Archiduque Luis Salvador de Austria,Tunis. Ein bild aus dem nordafrikanischen leben, Heinrich Mercy, Prag, 1870
El Archiduque nos comentaba que el hombre de allá es un filósofo de la naturaleza que se alegra del momento. Efectivamente nos encontramos aquí con una concepción del tiempo diferente a la europea, quizás aún similar en alguna de las islas del mediterráneo, especialmente cuando el turismo aún no ha llegado allí.
El café sigue siendo un lugar central en el que se reúnen los hombres, fuman, beben té o café y forman grandes grupos en los que el tiempo por momentos parece pararse.
Los que viven del turista se muestran mucho más activos. Las sensaciones cambian mucho según que uno se encuentre en una ciudad turística, como Túnez, Hammamet o Sousse, o en ciudades poco frecuentadas por el turismo como Sfax, Kelibia o Bizerta. En Túnez la persecución continua del turista puede llegar a ser pesada en la zona de los bazares.
Por último en todo el país nos hemos encontrado con niveles educativos muy desiguales. Y, al igual que se puede experimentar en algunas zonas de Latinoamérica, las longitudes de onda con los europeos parecen ser tan diferentes que resulta difícil la comunicación y la comprensión en conversaciones improvisadas.
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