Para el etnólogo y el arqueólogo así como para el artista, el estudio de los diferentes trajes populares de los pueblos es no sólo de gran interés sino de un valor científico y artístico. De los trajes típicos se pueden sacar conclusiones sobre sus orígenes análogos y sus relaciones mutuas. Para el pincel del pintor se ofrecen modelos para dibujos encantadores. Ningún pueblo, como el de los eslavos del sur, del mundo puede gloriarse de poseer tan bellos trajes distinguidos por formas y colores. Los deben en parte a su vecindad con los otomanes en parte a su ingenuidad nacional; dos factores que constituyen una relación feliz entre el lujo sensual de los orientales y la sobriedad cristiana de esos habitantes de la severa montaña eslava.
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