“Después de llegar a la estación, y ya medio tumbado sobre los cojines blandos de una góndola, me hicieron recorrer los largos recorridos del Canal Grande como para enseñarme, a primera vista, las bellezas encantadoras de Venecia.
Borracho de placer veía pasar delante de mí como en un sueño todas las maravillas de esos laberintos acuáticos. Me encontraba con un gran número de viejos conocidos, que había aprendido a admirar gracias a Canaletto o simplemente gracias a viejas estampillas; pero la Venecia que yo veía reunida en un solo cuadro que cambiaba sucesivamente, sobrepasaba en un millar de veces la que yo había imaginado tantas veces desde el norte.
Saludé la Salute y San Giorgio, y con la góndola ya acercándose a una escalera de mármol, me condujeron a mi residencia, ¡y desde sus balcones pude ver por primera vez el viejo palacio de los procuradores en la plaza de San Marcos!
Un aire cálido y puro entraba en las salas repletas de cuadros, jugaba entre los revestimientos de madera de la bóvedas, y uno caía, aún sin quererlo, en un sueño voluptuoso.”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Excursions artistiques dans la Vénétie et le littoral, Imprimerie de H. Mercy, Prague, 1868,
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