"En la calle del Obispo está el palacio Episcopal con cuatro balcones de hierro, uno de los cuales está encima del portal, con cuatro columnas jónicas; tiene un patio sencillo e irregular, con la iglesia y el sobresaliente campanario a la derecha.
Ciudadela tiene varias iglesias, de entre todas ellas nos ocuparemos en primer lugar de la catedral. Cuando Menorca fue conquistada por Alfonso III de Aragón en el año 1287, el lugar de la antigua catedral que hizo levantar el obispo Severo en el año 418, estaba ocupado por una mezquita. El rey la hizo convertir en una hermosa iglesia dedicada a la Madre de Dios. En el año 1628 ocurrió un desmoronamiento parcial de la iglesia, lo cual hizo necesaria una reconstrucción que duró muchos años. La consagración se celebró en el año 1719 por el obispo de Mozara y en el año 1795, tras viva oposición por parte de Mahón, fue erigida catedral por el Papa Pío VI.
A su sencilla fachada moderna se sube por seis escalones; tiene un portal de columnas románicas con balaustrada que discurre entre los contrafuertes, mientras que en la parte superior hay otra balaustrada y en el centro un rosetón.
Hacia el lado del patio episcopal se alza el campanario cuadrangular, adosado a la iglesia, que domina toda Ciudadela. En la parte posterior la iglesia tiene seis contrafuertes, los cuales forman las aristas del ábside y están provistos de gárgolas, y seis capillas laterales unidas entre sí por pequeños arcos apuntados, cada una de las cuales tiene, en su parte superior, una ventana de cristal. En el centro de la catedral se encuentra el moderno coro con celosía de madera delante y bancos, desde donde parte una barandilla de hierro que llega hasta el altar mayor. A ambos lados del moderno altar mayor hay puertas que conducen a las dos sacristías, en las que se conservan ornamentos modernos y solamente una antigua píxide. El ábside queda iluminado por cinco ventanales redondos. Hacia la fachada de la iglesia hay además dos espacios de capilla de igual fondo.
La iglesia de Nuestra Señora del Rosario se terminó a mediados del siglo XVIII. Como consecuencia de la regulación de parroquias, en el año 1876 se le asignó la parroquia de la iglesia catedralicia; tiene un portal plateresco con sólidas columnas laterales y dos portales amurallados con arcos cortados. En ambas esquinas hay dos columnas circulares; en la parte superior tiene una balaustrada, elevada por el centro, con torrecilla cuadrada a la izquierda. El interior forma una bóveda de cañón con arcos fajones entorchados, entre los cuales se cruzan las sencillas nervaduras que muestran piedras clave en relieve y la fecha de 1705. A los lados hay tres capillas anichadas; en la parte de delante hay una cúpula que descansa sobre pechinas que dividen tres nichos, el más anterior de los cuales forma una capilla del altar mayor con balaustrada.
Bajando a través de la Puerta del Mar se llega al nuevo y hermoso puente de hierro del puerto. Se sigue después del puente en dirección oeste por el borde del muelle y por debajo de la parte trasera del teatro, poco hermoso, que está situado sobre las rocas, y se llega al pequeño matadero situado bajo la nueva murallas del Borne.
El puerto de Ciudadela, de 1.600 m. de longitud y 80 de anchura en su desembocadura, en algunos puntos de su interior llega a alcanzar únicamente los 40 m; es bastante seguro para las pequeñas embarcaciones y lo sería más si no fuera por la fuerte resaca que frecuentemente provoca el viento de suroeste y que puede resultar peligrosa para las grandes embarcaciones. Tiene muelles de 600 m. de longitud; en la rada hay también una boya de madera.
Un camino que baja en cuatro rampas desde la Puerta de la Fuente desemboca en el camino del puerto, es decir, en el Cós de San Juan. El Hortet de Olives tiene una elevada casita de estilo renacimiento con una hermosa vista de la ciudad; junto a ella se encuentran la de Esquella y después la de Marquez d’Albranca, con su jardincito cuidadosamente distribuido mediante escaleras y bancales, que es con mucho uno de los más hermosos, y finalmente el del Conde de Torre Saura, cubierto de naranjos y con una casita en la parte superior.
Como cosa verdaderamente notable hay que señalar las pocilgas, Solls de d’Alt d’es penyal, las cuales fueron edificadas por el Ayuntamiento en dos hileras de diez y de ocho y que sirven para alojar a los cerdos durante el verano, mientras que en invierno deben tenerse ya sea en el interior de Ciudadela o de cualquier otro pueblo. Es muy hermosa la vista que se tiene desde el camino sobre el puerto.
Un ancho y rocoso camino, con el Fort de San Nicolás a la derecha, contra el que rompe furioso el mar cuando hay tormenta, une la calle con la que lleva en línea recta hacia Ciudadela. La torre octogonal o Castillo de San Nicolás, con cordón en la parte superior y unas troneras sobre la puerta apoyadas sobre nueve ménsulas, con acceso empedrado que atraviesa el Bufador que se encuentra junto al Degollador, profundo agujero en la roca, en el cual, en los días de tormenta, el agua golpea con ronco sonido de trueno."
Archiduque Luis Salvador, Menorca, 1897, La Foradada, 2000.
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