Alfarería

"La alfarería desempeña en Mallorca una función harto importante. Además muchos alfares que fabrican también ladrillos y baldosas, entre estas las que, de tamaño diverso, se destinan comúnmente al alicatado de algunas estancias, al soldado de otras, al relleno de vanos, revestido de escalones y rellanos, hay muchas otras (“gerreries”) especializadas en la producción de toda suerte de vasijas, jarras y platos. Veintiuna son, por ejemplo, las que se encuentran en Palma, concretamente en la misma ciudad, y 4 en su término. Estos talleres han sido incluidos en el número de los alfares pues, además de los útiles culinarios u ornamentales, fabrican asimismo ladrillos y tejas.

Las piezas de cerámica producidas en esas fábricas y de las que nos ofrece una muestra representatativa la ilustración siguiente, reciben estos nombres: “cossis”, barreños de gran tamaño interiormente esmaltados destinados a la colada y a la preparación de la lejía: “alfàbies”, grandes vasijas esmaltadas para la conservación del aceite, olivas aliñadas, grasa de cerdo, etc.; “mesures d’oli” para la medida del aceite; “setrioles” para la conservación del aceite de uso doméstico; “garrafons”, recipientes ovales con esmaltado interior para el transporte de aceite y vino, en particular a América, y provistos de un revestimiento externo de esparto para su protección; “ferrades”, vasijas usadas para recoger la leche del ordeño; “olles”, de tamaño diverso, de uso en la cocina y provistas de su tapa correspondiente (“cobertores”); “olles coleres”, especie de vasija para la preparación de adobos y, en particular, para el salado del queso; “greixoneres” o cazuela para asar, “casseroles”, caceloras; “gerres”, la vasija más común en Mallorca, de tamaño vario y sin esmaltar, de forma más o menos panzuda o ancha según la localidad de origen. Se usan primordialmente para el acarreo del agua, y las mujeres las llevan graciosamente encima de la cabeza, de pie cuando llenas, y tumbadas cuando vacías, aunque algunas veces también las transportan apoyadas en la cadera.

   

En cuanto a la producción de piezas más finas y elaboradas destacan Manacor y Felanitx. En la primera se fabrican también estatuas, figuras animales, vasos ornamentales de jardín y macetas, lamentablemente de gusto deplorable en su forma a diferencia de los hermosos jarros cuya belleza, exenta de todo color, reside únicamente en unas acertadas incisiones verticales. Destaca en este sentido Felanitx, donde se fabrican con formas muy decorativas, en verdad según modelo muy antiguo, y en las que, como muestra la xilografía adjunta, arcillas y conchas de moluscos varios constituyen los motivos ornamentales preferidos.

Abundan en muchos hogares hermosas piezas de cerámica hispano-árabe con brillantes ornamentaciones de cobre sobre fondo amarillo, piezas de las que yo mismo he logrado reunir una nutrida colección en Miramar. Dos son los tipos principales: de loza basta con groseros trazos ornamentales, en su mayoría lebrillos con un ave o un león en el centro, sin duda de factura moderna y otras de calidad más fina, más antiguas, con escrupuloso dibujo, a veces de brillo metálico en tono rojo pálido y otras con motivos ornamentales en azul sobre fondo cobrizo.

Tampoco parece que sea de origen mallorquín un tipo diferente de loza diversa con ilustraciones en blanco y azul, cuyas bellísimas muestras cabe admirar en muchas casas opulentas. Las más llevan marcas de Savona, Génova y Nápoles; en general, pues, no se puede dudar de su común origen italiano, común aun cuando ocasionalmente pueda aparecer dibujado algún nombre mallorquín que no debe inducir a confusión dado que fácilmente pudiera tratarse del nombre del destinatario del encargo."

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Parte General. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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