“Un plato muy apreciado en Lípari es la mustarda; se hace mustarda frisca y mustarda sicca. La primera se prepara de la siguiente manera: se hierve mosto hasta que tres quartucci se quedan reducidos a uno, se la echa harina fina y se revuelve la masa en la perola con un palo, hasta que se convierte en una pasta dura que después se pone en platillos.
Para la mustarda sicca el mosto ha de hervir también largo rato hasta que se reduzca a un tercio. Hecho esto, se le pone también harina, un poquito de ceniza de madera ligera, legumbre tostada, y se le añade pequeños trocitos de nueces o almendras y corteza de naranja agria cortada muy fina, para darle a la mustarda un gusto mejor; como mejor sabe es con corteza de naranja agria o con esencia de limón. También se le añade canela y otras especias, para darle un sabor especial. Después, cuando la mustarda empieza a espesar, se la pone en la forme di mustarda, en las que se deja secar de 10 a 12 días bajo suave sol o la sombra. Si el dedo ya no se queda pegado, entonces se sacan y se ponen en hojas de vid; de este modo cada pieza conserva a la otra, pues las hojas de vid secas se quedan pegadas. La mustarda, que se suele comer sólo en invierno, se puede conservar durante un año o incluso un año y medio.
En la preparación de la mustarda consiste, a comienzos de octubre, la ocupación de las damas liparenses. “E andata a fare un poco di mustarda”, es la expresión acostumbrada cuando se pregunta en Lípari en esta época por una dama u otra. Después ellas la regalan a las amistades como cosa exquisita, se invitan recíprocamente a probar la mustarda nuova, y la envían a los conocidos de Nápoles, Messina, Palermo, etc.”.
Archiduque Luis Salvador, Islas Lípari, 1895, Traducció Associació Amics de l’Arxiduc, 2008
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