Cabo Carbón desde y hacia el mar
“Cuando uno descubre esta vista por primera vez permanece literalmente estupefacto. Aparece como una fantasmagoría de formas y colores y uno pensaría que la imagen no es real. Pero cada vez que uno regresa al lugar sucede lo mismo, aunque todo varíe según la luminosidad y estado del mar.
A la derecha se observan las paredes vertiginosas del cabo Carbón que descienden hacia el cabo Salinas, enseguida la punta Salinas con la cueva, y al fondo como si se tratara de un decorado, las cumbres una detrás de otra y, aislados hacia la izquierda los islotes negros de los Pisanos, responsables sin duda de más de un naufragio. El arrecife es llamado Djeribia por los locales; se trata, como lo hemos indicado con anterioridad, del trozo de tierra desierto sobre el que se retiró el sultán En-Nacer. Sólo tiene una longitud de 100 metros y lo visitan con predilección las aves marinas que se saben en paz en dicho islote.
El cabo a la distancia aparece tenebroso con sus grandes paredes escarpadas sobre las que juegan los reflejos de la luz del sol … El extremo del cabo, coronado por el faro y el semáforo, parece casi una isla separada y, en su base, las ráfagas de viento son en ocasiones particularmente fuertes.”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Bougie La perle de l’Afrique du Nord, l’Harmattan, Paris, 1999 (Prague, 1899)
