“En el camino que lleva a cabo Bouak pasamos entre frondosas plantaciones de olivos y caroubiers, entre conjuntos de robles verdes con grandes glands, laureles, lentiscos, mirtos y otros arbustos hasta llegar al lugar más elevado con una vista maravillosa. Toda la imagen con el primer plano cubierto de bosques es especialmente encantadora por la mañana cuando las sombras son aún profundas.
Vayas adonde vayas en los alrededores de Bejaia es precioso pero quizás ningún lugar sea globalmente tan encantador como la península del cabo Carbón, cuyo inicio se sitúa precisamente en el cabo Bouak. La vista desde lo alto de éste último cabo se mire hacia el interior del golfo o hacia las colinas salvajes del cabo. Las habitantes de Bejaia lo aprecian claramente y lo eligen como lugar de paseo durante las tardes para llegar hasta el faro y sentarse a la sombra para gozar de las maravillosas vistas.
Antes de penetrar en el túnel que lleva a la fantástica vista del salvaje cabo Carbón, se presenta una de la más bonitas vistas de los alrededores de Bejaia, la que muestra el cabo Bouak con el golfo delimitado al fondo por una doble línea de montañas perfectamente delimitadas.
Según la tradición, el cabo Bouak también es un lugar históricamente importante puesto que aquí, al abrigo de este cabo invisible desde las fortificaciones de la ciudad, desembarcó Don Fernando que se hizo con la ciudad afortunada con una golpe de mano audaz.”
Archiduque Luis Salvador de Austria, Bougie La perle de l’Afrique du Nord, l’Harmattan, Paris, 1999 (Prague, 1899)
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