“Y efectivamente, nos miró con ternura y dijo con calma, “Yo estoy por desaparecer, queridos míos, y desapareceré de un modo tal que nadie me podrá descubrir. Cuando el Emperador haya muerto regresaré, porque entonces tendrá aún necesidad de mis servicios. Me gustaría que pudiérais venir conmigo, vivir a nuestra manera. Pero no es posible y nos tenemos que dejar. También vosotros dos, lo mismo que yo, tenéis una voluntad propia, y como yo, seguiréis vuestro destino. Y llegará un día en el que se hablará de vuestra independencia”.
“Es extraño que nuestra casa, tan esclava de las tradiciones y de las convicciones, produzca personas como nosotros. Debe ser precisamente la revolución del alma contra las ligazones de nuestro mundo … No creáis jamás que he muerto, porque un día regresaré. Y los tres nos encontraremos. Y volveremos a hablar …”.
March Cencillo, J., El Archiduque, Biografía ilustrada de un príncipe nómada, Ed. La Foradada, 1991