En una época nos pasábamos toda la juventud escuchando de forma periódica aquella famosa carta de San Pablo a los corintios. Los profesores sabemos que aprender de forma abstracta, sin conocer la realidad concreta, resulta difícil. Pues bien aquí nos encontramos dispuestos a hacer concreto y realidad, después de tantos años, el estrecho de Corinto y la ciudad de Corinto, a la que llegaremos en unos días.
En primer lugar cuando llegamos a la entrada del golfo de Corinto destaca el gran puente que se construyó no hace muchos años. A la izquierda Antirion y a la derecha Rion.
Una vez que hemos superado el puente vemos en la orilla derecha una fábrica de cemento. En la orilla contraria, y a gran distancia, podemos percibir la ciudad de Lepanto, famosa por la gran batalla que tuvo lugar en el siglo XVI con el Imperio Otomano. A Lepanto la visitaremos en el camino de salida.
Nos dirigimos a Galaxidi y lo primero que se observa al final de la bahía es la ciudad de Etea. Un poco más adelante podemos observar la pequeña bahía de Andromaki y en la dirección opuesta la montaña Parnassos, que hoy es un gran resort de esquí alpino.
Justo antes de entrar en la bahía de Galaxidi destaca una pequeña isla en la que se encuentra una pequeña iglesia en estado de ruina. Al virar hacia Galaxidi se ve un pequeño escollo en el que se ha situado una gran piedra con el dibujo de un delfín.
Enseguida vemos la parte norte del puerto de Galaxidi. Entramos en el puerto sur y allí lo que destaca es la catedral que se ve sobre la colina de la ciudad. Una vez que hemos desembarcado, llegamos hasta la catedral y tomamos una nueva imagen hacia el puerto norte.
En el restaurante Porto de Galaxidi seguimos degustando la maravillosa comida griega. Buen servicio, en castellano además, y muy buena comida. Probamos el pulpo a la plancha, una crema de huevas de pescado y de postre fruta confitada.
Mañana seguiremos visitando la ciudad de Galaxidi
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