Mallorca

Calles y casas de Palma de Mallorca

"Palma cuenta con 296 calles (y 56 en el Arraval), generalmente de mal piso y estrechas, muchas de ellas empedradas con cantos de torrente, algunas parcialmente con lajas obradas; casi siempre están desgastadas las piedras por el paso de los carros que dejan a veces roderas profundas y desgraciadamente casi siempre su recomposición se limita únicamente a llenar los baches con escombros. Para el empedrado se emplean diferentes clases de piedras. Primero calizas compactas irregulares procedentes de la Garriga Rasa, no lejos de La Vileta, en el distrito de Palma. De esta piedra, la de primera clase, cuesta 3 pesetas el metro cuadrado, 2,50 pesetas la de segunda y 1,80 pesetas la de tercera. Segundo, adoquines del misma piedra que cuestan los de primera clase 10 pesetas el metro cuadrado, 8 pesetas los de segunda y 4,80 pesetas los de tercera. Tercero, lajas de piedra de Estellencs, blanca o gris. Cuarto, piedra de Estellencs, de color rojizo, empleada sobretodo en algunas de las calles bajas de la Vila d’Amunt. Quinto, lajas de piedra plana de Montjuïc. Sexto, piedra caliza pesada se Son Vida, del término de Palma. Las tres últimas clases fueron empleadas hace algunos años, las tres primeras más recientemente, y todavía hoy son empleadas. Algunas calles son tan estrechas que un carro pasa con dificultad por ellas.

Palma tiene 3.046 casas aproximadamente, y 280 el Arraval de Santa Catalina. 56 de estas casas son de un solo piso, 464 de dos pisos, 1.398 de tres pisos y 1.128 de más de tres pisos, siendo la media de estas últimas 4 ½ pisos. En el Arraval hay 100 casas de planta baja, 100 de dos pisos, 61 de tres pisos y 3 de más de tres pisos, además de 16 barracas. Sin embargo en este Arraval el número de casas aumenta de año en año. En Palma muchas de las casas pertenecen a varios propietarios, de los cuales uno lo es de la planta baja y los otros de uno o de varios pisos.

Las casas son sólidas y bien construidas, en parte con la fachada enlucida, pero las hay también que dejan al descubierto sus sillares de marés, aunque el primer sistema es el preferido, porque no siempre las piedras encajan bien unas con otras, porque se pueden emplear calidades inferiores y más económicas y sobretodo porque el enlucido impide, en parte, el paso de la humedad que es retenida por la pared. Sus fachadas son sencillas y serias, y más complacen a la vista por sus armónicas proporciones que por su ornamentación arquitectónica. El portal principal casi siempre es un arco de medio punto de gran diámetro, apoyado en jambas de piedra muy alargadas; si bien existen puertas muy obradas y artísticas, lo ordinario son puertas lisas, de “llenyam vermell”, o de otra madera de coníferas, con aldabas de latón siempre cuidadosamente pulimentado y brillante. Muchas casas tienen grandes balcones con contraventanas que llegan hasta el piso, divididas en secciones de tal modo que es posible dejar abiertas las alas superiores, medias o bajas, a voluntad; las vidrieras ocupan también todo el vano de la ventana. Los antepechos o barandas, suelen ser de hierro forjado o simplemente de hierro cuadradillo, apareciendo en algunos pocos las volutas y el gusto del Renacimiento. Casi todas las casas tienen un piso alto (desván o porxo) casi siempre está completamente abierto al exterior, sosteniendo el tejado una serie de columnitas octogonales, o una serie de arcos redondos u ojivales; otras veces se trata de simples ventanas cuadradas que se dejan siempre abiertas. El tejado se prolonga en alero que corre a todo lo largo de la fachada, protegiéndola; los extremos de las vigas están tallados primorosamente y muchas de ellas llaman la atención por su belleza y finura y algunas veces el alero lleva estatuas talladas muy hermosas, como el alero de la Casa Consistorial. En las casas más humildes únicamente sobresale sobre la calle una parte de la última hilada de tejas. Casi todas las casas tienen amplias entradas y la mayoría un patio (zaguán) de ordinario limitado por pórticos de segmento de arco de longitud muchas veces atrevida. Estos arcos se apoyan sobre columnas cortas y ventrudas, con frecuencia de mármol: las más ordinarias son de mármol de Binissalem; terminan las columnas en capiteles pseudojónicos o romanos.

Una escalera exterior permite subir al piso superior terminando en el vestíbulo, o en otra galería análoga a los pórticos del patio. Cuando no hay pórticos en el patio la escalera va protegida por un sobrado (velada). En algunas casas antiguas existen escaleras con barandas góticas con muy bellos calados. Los peldaños suelen ser de piedra de Santanyí, rara vez demasiado altos. En ciertas casas los escalones son de mármol de Binissalem y sólo en casas nuevas se ven losas con bocel fabricadas en Manacor con arcilla cocida, que presentan el inconveniente de agrietarse fácilmente. La puerta del piso que se abre a la meseta de la escalera es casi siempre de “llenyam vermell” y tiene aldabas o pasadores de latón siempre muy bruñido. Una campanilla de latón, que puede tocarse desde el exterior mediante un simple alambre terminado en un aro, sirve para llamar. Modernamente se han introducido llamadores que constan de un timbre interior que suena haciendo rodar una palanquita exterior, o estirándola."

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Ciudad de Palma. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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